El panel central superior del vitral representa la primera comunidad, la comunidad Trina: la mano representa la Fuente Eterna, el Espíritu de fuego y vida, y en el centro, Jesucristo.

A través de Jesús, la Trinidad nos invita a participar de la vida divina. Él es quien lo hace posible al compartirse en la fracción del pan. La comunidad celebra y renueva su compromiso de promover el reino de Dios mediante esta comunión.

La primera comunidad cristiana, representada entre aureolas, se sienta alrededor de la mesa que representa un mapa de las Américas. En esta mesa, el Pan de la vida y el amor de Dios se parte y se comparte con todos los pueblos representados de todas las culturas, edades y estratos sociales.

Según las Escrituras, el león y el cordero simbolizan la esperanza de que la paz y la justicia de Dios florecerán en nuestra tierra cuando se unan.

Las letras griegas Alfa y Omega simbolizan a Jesús como principio y fin de nuestro camino con Dios en la comunidad. El vitral incluye personas de la familia humana, animales y alimentos, ilustrando nuestra profunda interconexión con todas las creaciones sagradas, cuya fuente es nuestro Creador, Dios.

Cada vez que venimos a adorar a Dios, el vitral nos recuerda que debemos celebrar las grandes obras de Dios en nuestras vidas y en el mundo, viviendo en comunión con Él y con todos nuestros hermanos y hermanas. Al salir de la iglesia, el vitral nos insta a renovar nuestra misión de trabajar por la paz y la justicia hasta que "todos seamos uno". Nos reuniremos en unidad y comunión con Dios. Los pobres que luchan, en busca de una nueva vida, dignidad humana y respeto, se convierten en nuestros principales maestros de esta comunión. El vitral nos ofrece un atisbo de lo que viene en el reino de Dios.